lunes, 18 de enero de 2010

La ayuda satura a Gobierno haitiano mientras papel de EE.UU. suscita críticas


Puerto Príncipe/Bogotá, 18 ene (EFE).- El Gobierno de Haití reconoció hoy que no tiene capacidad para distribuir todos los alimentos que ha recibido de la ayuda internacional, mientras siguen llegando las donaciones y algunos países criticaron el papel de Estados Unidos en las tareas de asistencia en el país caribeño. El primer ministro haitiano, Jean Max Bellerive, explicó a Efe que el Gobierno ha enterrado hasta el momento 72.000 cadáveres, a los que habría que sumar los "muchísimos" retirados por sus propias familias o por la Misión de la ONU para la Estabilización en Haití (Minustah).

Además, indicó que una tercera parte de la población del país se vio afectada, puesto que las casa de unas 300.000 familias (alrededor de un millón y medio de personas) fueron destruidas por el devastador sismo de 7 grados Richter del pasado martes y una cifra similar tiene fisuras y grietas en sus viviendas.

Pese a la magnitud de la crisis humanitaria y a la avalancha de alimentos enviados por la comunidad internacional, su distribución sigue siendo lenta y superan las capacidades de un Gobierno sin estructura a raíz del sismo.

No obstante, ayer fueron distribuidas 73.000 raciones entre los damnificados y el Ejecutivo tiene previsto aumentar esa cifra hasta las 135.000.

La directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Josette Sheeran, aseguró que ha habido "una extraordinaria mejoría en la eficacia en la coordinación del flujo de entrada de bienes".

"En principio tenemos suficiente comida, el problema es la recepción y almacenamiento", dijo a Efe el coordinador nacional alimentario nombrado tras el terremoto, Michel Chancy.

Chancy criticó el hecho de que ayer llegaran al aeropuerto de Puerto Príncipe dos aviones con siete toneladas de ayuda que ni siquiera tenían autorización de aterrizaje y advirtió que "primero hay que garantizar el orden y luego distribuir"

"El principal problema es el sistema de distribución, debido a la destrucción de las infraestructuras, de los ministerios", coincidió el ex presidente de EE.UU. y enviado especial de la ONU, Bill Clinton, a su llegada hoy a Puerto Príncipe.

"La policía está sobrepasada", admitió Chancy ante los saqueos de los últimos días e incidentes como el del domingo, en el que dos agentes de la Protección Civil dominicana que participaban en una operación de auxilio alimentario fueron atacados y heridos de bala.

Según Bellerive, sólo 60% de los 2.000 agentes con que cuenta toda la región de Puerto Príncipe está disponible y se encuentran agotados tras haber hecho turnos de hasta 48 horas sin descansar.

Por ello, el Gobierno haitiano ha pedido la ayuda de Estados Unidos y de Canadá para que envíen tropas que ayuden a mantener el orden.

Precisamente, Washington envió hoy a Haití 7.500 soldados, que se sumarán a los 5.800 ya desplazados al país.

Sin embargo, este masivo envío de tropas y la operación del aeropuerto por parte de las Fuerzas Aéreas estadounidenses suscitaron críticas de otros miembros de la comunidad internacional implicadas en la asistencia al país caribeño.

Desde Latinoamérica, los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Nicaragua, Daniel Ortega, han afirmado que EE.UU. está aprovechando la tragedia para "ocupar" Haití militarmente.

"Nosotros no estamos enviando tropas como Estados Unidos, que está aprovechando la situación para invadir Haití", dijo el ministro del Interior venezolano, Tarek El Aissami, al anunciar el envío de 5.400 toneladas de alimentos y otra ayuda humanitaria de la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA).

Por su parte, la jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, aseveró que más que "ayuda militar" se necesita una mayor coordinación para que la asistencia pueda llegar a los afectados, aunque no se refería a EE.UU., sino a la contribución europeo.

La UE aprobó una ayuda a Haití por 430 millones de euros (unos 619 millones de dólares), tanto en auxilio humanitario urgente como para la reconstrucción a medio plazo.

Quien sí aludió directamente a EE.UU. fue el secretario de Estado de Cooperación francés, Alain Joyandet, quien indicó que la ONU debe precisar el papel estadounidense en la asistencia a Haití, porque "no se trata de ocupar el país, sino de ayudarle a que recobre la vida".

Francia y otros países se quejan de la falta de coordinación en la distribución de la ayuda y la congestión en el aeropuerto de Puerto Príncipe, y consideran que los vuelos de Washington tienen prioridad sobre los de otras naciones.

Estados Unidos respondió a estas críticas con un comunicado conjunto con el Ejecutivo haitiano, en el que aseguró que el país antillano considera "esenciales" sus esfuerzos, al tiempo que subrayó el respeto a la "soberanía" de Haití.

Además, mandos del Pentágono y responsables del Departamento de Estado aseguraron que su presencia en Haití se debe a una solicitud directa de su presidente, René Préval, y destacaron que el Ejército no está solamente entrenado para situaciones de combate, sino también para hacer tareas humanitarias.

Desde las Naciones Unidas, su secretario general, Ban Ki-moon, aseguró que "la comunidad internacional apoya que la ONU sea el principal coordinador" de la ayuda internacional y pidió al Consejo de Seguridad, que ya tiene 8.965 militares y policías en ese país, que amplíe esas fuerzas en 3.500 efectivos para mejorar la seguridad y la coordinación de la asistencia.

En tanto, en la vecina República Dominicana se celebró la cumbre "Unidos por un mejor futuro para Haití", en la que varios países se comprometieron a promover acciones para la reconstrucción de la nación caribeña, más allá de las ayudas de emergencia.

En la cita, convocada por el gobernante dominicano, Leonel Fernández, participaron René Préval; la vicepresidenta primera del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega; el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y los primeros ministros de Barbados, Dominicana y las Bahamas.

Préval consideró que la ayuda dirigida a la nación debe ir más allá "de curar las heridas" provocadas por el potente terremoto, para lo que pidió "reforzar las instituciones, la democracia, crear trabajo".

Fernández, por su parte, calculó que la reconstrucción de Haití requerirá de 10.000 millones de dólares, mientras Insulza pidió mayor rapidez y coordinación en la reacción a la crisis humanitaria.

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