jueves, 14 de enero de 2010

En esta isla nadie se ha salvado



La primera república negra de toda América se ha desplomado. Precisamente a nuestros pies se ha desplomado y l i t e r a l m e n t e enredados entre sus piernas los dominicanos también sentimos el temblor, lo sufrimos, nos mareamos y nos asustamos. Esa tarde de martes terrible, cuando nos sacudió la evidencia de que algo grande temblaba, no sabíamos que era la muerte misma la que se ensañaba. CNN no nos dejó siquiera vivir el susto; y nos sentimos tristes y acobardados al descubrir EXACTAMENTE lo que nos pudo haber pasado. Lo que se cocinaba en la parte más oriental de la mismísima isla en que habitamos.

Sólo minutos después de los 7.0 en la escala de Richter, ante la evidencia de una desgracia TOTAL pronosticada por los medios, una voz interior nos hacía sentir culpablemente aliviados, de este lado. Gracias a Dios que no fuimos nosotros! Ay Dios mío… fue por un chin que nos salvamos! Pero ¿Nos salvamos?

La verdad es que, en esta isla NADIE se ha salvado.

Para Haití, de verdad verdad, el mundo se ha acabado; cuando el caos supera la posibilidad de articular la ayuda misma y los países del famoso primer mundo se pierden con su latería, sus perros entrenados, sus dólares, sus medicinas y sus euros sin saber donde llevarlos ni qué hacer con ellos, en medio del desastre total, del desborde de la frontera, de la ausencia de estructura y de instituciones, donde no hay ministerios, no hay policía, no hay hospitales, no hay ONGs, no hay clase política, no hay iglesias ni congreso ni MINUSTAH; donde no hay Gobierno porque el Presidente mismo es un damnificado.

Lo que hay es Haití en su concreción de lo que CASI siempre estuvo al borde de ser: un ESTADO FALLIDO.

De todos los países y los pueblos que ha sido Haití: el de Dessalines y el de Toussaint-Louverture, el de Papa Doc y los ton ton macoutes, el de Aristide, Preval y la MINUSTAH, sólo queda un pueblo errante y errático, sangrante y desconcertado, expulsado de una vez por todas del reino de los vivos.

Para los dominicanos y las dominicanas este no es solamente un terremoto en CNN, que ha barrido con lo que quedaba de una nación hermana. No es solamente esta tristeza inmensa ante las imágenes y las noticias de lo que está pasando justo al lado. No ha sido solamente un cataclismo demasiado cercano.

Una pregunta simple es especialmente mandatoria para todas y todos los dominicanos. ¿A cuál árbol se arrimará realmente, lo que queda del país haitiano? Con un 80% de su infraestructura destruida y el 98% de los bosques deforestados ¿A dónde es que va a cobijarse lo que queda del pueblo haitiano?

Si bien es cierto que son momentos de volcarse en ayudas hacia Haití para mitigar un poco tanta tragedia, también es muy cierto que la República Dominicana debería estar conformando desde ayer un equipo interinstitucional y multidisciplinario, compuesto por la crema de la crema de los pensadores y los técnicos y los científicos y los empresarios y los políticos, para intentar articular una estrategia que nos permita enfrentar lo que viene llegando. El impacto, el terrible impacto de este terremoto viene en el aire y en la tierra zumbando, en ondas expansivas y energía liberada, directamente hacia quienes el pasado martes nos creímos, milagrosamente, salvados. Viene con cara de pandemia y de hambruna, de pobreza y de conflicto, de agobio y de colapso, hacia un país que no está, precisamente, muy bien plantado.

Para ayudar a Haití, para REALMENTE Y NO COYUNTURALMENTE ayudar a Haití, es perentorio, urgente, apremiante, que estemos preparados. Se impone una cumbre INMEDIATA donde se planteen estrategias a corto, mediano y largo plazo. Se impone que los famosos países del famoso primer mundo se planteen cómo es que van a ayudar A LA REPUBLICA DOMINICANA a diseñar y ejecutar esas estrategias, si es que realmente quieren ayudar a lo que queda de la nación haitiana.

Un inmenso naufrago se acerca hacia la tablita de la que estamos perentoriamente reguindados. Tal y como está esta tablita, cuando se agarre a ella el inmenso naufrago se llevará todo hacia el fondo, y aún más abajo.

Señoras y señores de un mundo conmovido y solidario, es muy grande, demasiado grande, lo que NOS está pasando.

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