viernes, 10 de octubre de 2008

Carta Pública a: Héctor Acosta


No hay barreras ni obstáculos que un ser humano no pueda derribar o vencer cuando el mismo tiene sus metas claras y objetivos específicos. Todo aquel que persevera triunfa, más aún cuando viene de los extractos más humildes de la sociedad.
Recuerdo todos esos insultos cuando nos reuníamos en actividades de carnaval de aquellos que hoy te lisonjan públicamente y que el destino los ha arrastrado como vulgares reptiles. No fue una ni diez veces que decían “Ahí vienen Frank y Nelson a joder con lo mismo” “El Torito” “El Torito” “El Torito” Sin embargo, el tiempo nos ha dado la razón. Apostamos a ti y ahí están los resultados.

Héctor, te he visto crecer como artista, como ser humano, tu has pasado por los peores momentos que cualquier ser humano no hubiese resistido, te cayeron los tres maléficos juntos. 1ro: Tu Relación Matrimonial. 2do: Tu División con Los Toros Band. 3ro: muchos de tus mejores amigos te dejaron solo. Sin embargo, tu como buen gladiador tomaste la espada de Dios, la espada de la esperanza y la empuñaste y pudiste vencer las adversidades.

Han sido tantas las lluvias de gozo y de bendiciones que, hasta el vicio de alcohol y los cigarrillos pudiste vencer (Lo que para muchos era imposible).
¿Y mis momentos? ¿Qué decir de ellos?
Cuando me operaron de Glaucoma en ambos ojos, recuerdo cuando me dijiste en tono gracioso en la salita de mi casa “No te apures Frank que yo te presto los míos”. Cuando la desgracia del atraco, que por poco unos malditos, desquiciados me cegan la vida, Tu estabas presente dándome fuerza de voluntad y apoyo moral. Todas esas visitas y llamadas están clavadas en mi alma como si fuera tinta endeleble, (Lo que no se borra nunca jamás).

Por todos estos momentos vivido juntos y ante tu mayor reto de frente a tu pueblo como lo es el concierto – espectáculo “Serie 48” es que te expreso mi solidaridad y mi apoyo.

Hoy, mas que nunca, estaré a tu lado, como fuere que vengan las circunstancias. Estaré ahí, como fiel amigo, como fiel espectador y como fiel admirador tuyo.

Estaré ahí no como tantos de “aquellos” que sus loas, lisonjas y pretensiones han sido pagadas antes de tiempo, si no, como aquel que nunca te ha fallado.

Plegarias antes los pies del Señor hoy pido por ti, para que Dios derrame todas sus bendiciones.

La fama es pasajera, Héctor, Mas la gloria es eterna. Yo, mi familia, tu pueblo Bonao, hoy te gritan a viva voz. Que tu eres un hombre glorioso.

¡Que Dios Te Bendiga!
Frank Guerra

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