SANTO DOMINGO. El pastor evangélico Ezequier Molina, en su mensaje de Año Nuevo ante cientos de religiosos, citó entre los principales desordenes que afectan a la sociedad dominicana la corrupción pública, el narcotráfico, la crisis de valores y de identidad en los jóvenes, la familia y la sociedad en su conjunto, así como los daños al medioambiente. Al pronunciar su el mensaje “El Orden de Dios”, en la tradicional concentración evangélica en el Centro Olímpico de esta capital, Molina también pidió a los líderes políticos permitirle a la gente elegir a sus representantes congresuales y municipales, y que no vendan los cargos públicos al mejor postor.

“Detengan la corrupción de la democracia, permitan que la gente puedan creer en ustedes”, refirió el religioso evangélico al dirigirse a la dirigencia política nacional, en referencia la decisión de reservarse algunas candidaturas.

Sobre el flagelo del narcotráfico, que dijo se burla de Policía porque pretenden combatirlo con “pistolitas de juguetes”, planteó su legalización, como otros de los tantos vicios que son legales como el alcohol y el tabaco.

“Lo que pasa es otras cosas, es una cuestión de oferta y demanda, si se legaliza baja de precios y los empresarios quiebran. Es la hipocresía y la mentira con lo que nos están engañando”, precisó el pastor Molina, al tiempo de resaltar que el narcotráfico tiene doto el poder económico que le permite operar con métodos sofisticados.

Deploró que cuando visita otros países y escucha las informaciones sobre los crímenes del narcotráfico, la delincuencia y los desordenes sociales le parece estar escuchando lo mismo que sucede en República Dominicana, “el país está bailando en la cuerda floja”. Afirmó que cada día se oscurece más el panorama del país.

Asimismo, el religioso evangélico consideró que la falta de sanciones severas de los jueces contra el narcotráfico obedece a su temor porque tanto ellos como sus familiares no tienen protección.

En ese sentido, cuestionó sobre lo que pasará con la sociedad con los jueces no se atrevan a condenar a los narcotraficantes, “los jueces le tienen miedo al narco, y a veces queremos culpar a los jueces porque le tiembla el pulso y no se trata de eso, es que tienen familia y no tienen quien los respalde, los cuide y proteja”.