miércoles, 26 de agosto de 2009

Murió anoche el senador Ted Kennedy al perder batalla contra cáncer cerebral


NUEVA YORK._ Después de un año y ocho meses batallando por sobrevivir a un cáncer cerebral, murió anoche el senador Edward Kennedy (Ted), considerado en Estados Unidos como uno de los grandes íconos de las posiciones liberales dentro del Partido Demócrata y parte del llamado “Mito de Camelot”. Kennedy expiró ejerciendo por 47 años su escaño en el Congreso en Washington, desde cuya curul apoyó e impulsó parte de las leyes más democráticas de la nación.

El legislador, hasta anoche, emblema viviente de la poderosa dinastía política y económica Kennedy de Massachussets, fue uno de los primeros líderes del partido oficial que salió públicamente en respaldo de la candidatura del actual presidente Barack Obama. Se le estimaba también, como uno de los principales patriarcas de los demócratas y una escuela política andante.

Tenía 77 años de edad y fue diagnosticado con el cáncer en mayo del 2008 después de haber sufrido un ataque mientras estaba en el lujoso condominio Hyannis en Massachussets junto a algunos familiares cercanos.

Los especialistas vaticinaron que el tumor maligno amenazaba con matarlo tan pronto como en un año, pero se aferró a la vida y superando el sombrío pronóstico, pudo llegar hasta la noche de ayer martes. Su muerte, convierte en un mar de llanto y en una estela nacional de luto a los Estados Unidos de América, comenzando por el presidente Obama.

Después del diagnóstico, ya no fue el mismo activo congresista y comenzó a ausentarse de las sesiones del senado y las especulaciones de que ya estaba en la recta final de su vida, se fortalecieron cuando no pudo estar presente en tres eventos de relevancia: el funeral de su hermana Eunice Kennedy, el voto de confirmación como magistrada de la Suprema Corte a Sonia Sotomayor y la ceremonia en la que la Casa Blanca le confirió la Medalla Presidencial de la Libertad, el más alto honor tributado por el gobierno a un estadounidense en servicio a la patria.

Tuvo que vencer también el alcoholismo y sufrir grandes tragedias familiares como las muertes de su hermano el p´residente John F. Kennedy y el senador Robert Kennedy, así como la de su sobrino George Kennedy, este último muerto en un accidente aéreo cuando piloteaba su propio avión que cayó cerca de las costas de Massachussets.

Fue derrotado en la contiende presidencial de 1980 por Jimmy Carter y los analistas políticos dijeron en ese momento que carecía del intelecto y la pasión de sus hermanos John y Robert. Tras esos tumultuosos episodios, se convirtió en el principal soporte moral de la familia Kennedy y tuvo además que enfrentarse al dolor por las muertes de otros sobrinos: David quien murió por sobredosis de drogas y Michael que se mató en un accidente cuando esquiaba.

Pero por sobre todas las cosas adversas y sus puntos negativos personales, Ted Kennedy, fue talvez, el senador más respetado en los Estados Unidos de los últimos cuatro lustros, dejando un impresionante legado legislativo y respaldó con los votos desde su escaño leyes para favorecer programas de salud, inmigración, control de armas de fuego y mantuvo una radical oposición al nombramiento en 1986 del juez Robert Bork a la Corte Suprema.

Después del asesinato a tiros en 1968 en medio de la campaña presidencial de su hermano Robert (Bob), Ted, comenzó a ser el emblema de su familia y de la realeza estadounidense de Nueva Inglaterra ante los ojos del mundo.

La revista “Time” dijo una vez que el récord legislativo de Ted Kennedy, había influido en las vidas de millones de niños, hombres, mujeres y ancianos de los Estados Unidos. Divorciado de su primera esposa, se casó con la señora Victoria Reggie a quien le crió dos hijos de otro hombre. A partir de ahí, su luminosa carrera comenzó el declive hasta que anoche expiró para despedirse del mundo democrático que por décadas lo idolatró, adoró y aduló como de sus más grandes íconos de liberalismo.

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