martes, 22 de marzo de 2011

La operación en Libia despierta más rechazo que simpatía en América Latina

Bogotá, 22 mar (EFE).- La operación militar desarrollada en Libia por una coalición internacional que tiene como cabezas a EE.UU., Francia y el Reino Unido despierta más rechazos que simpatías entre los Gobiernos de América Latina, tradicionalmente defensores de la no injerencia y la autodeterminación sin importar su ideología. Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela han criticado abiertamente la operación bautizada como "Odissey Dawn", Colombia, Chile, México, Panamá y Perú la defienden con mayor o menor vigor, Brasil ha adoptado una postura intermedia, como Costa Rica y Honduras, y el resto no se ha pronunciado.
La operación está respaldada por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, la 1.973, aprobada este mes con diez votos a favor, uno de ellos de Colombia, y cinco abstenciones, entre ellas la de Brasil.
Para el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, con esa decisión el Consejo de Seguridad muestra que es una "tiranía" y una "dictadura" y deja en evidencia que la ONU debe "democratizarse".
En declaraciones publicadas hoy, Ortega calificó de "matones" a los implicados en una acción que a su juicio tiene como propósito "asesinar" a su "hermano" Muamar el Gadafi, a pesar de que el líder libio, según él, "está dispuesto al diálogo".
El presidente de EE.UU., Barack Obama, no se salva de las críticas de Ortega, que señala el hecho de que él vaya ofreciendo cooperación y una alianza entre iguales durante su actual periplo por América Latina, mientras sus fuerzas militares "aterrorizan a todo un pueblo, a toda una región".
Obama, que hoy es esperado en El Salvador, el último país de una gira en la que ya pasó por Brasil y Chile, es junto al Consejo de Seguridad el principal blanco de las críticos a los ataques aéreos contra objetivos en Libia.
El Gobierno salvadoreño está entre los que no se han pronunciado sobre la operación, pero el de Chile, por el contrario, le ha dado un fuerte respaldo.
"Hoy día el tema de la democracia y el tema de los Derechos Humanos no acepta fronteras, por eso Chile respalda la resolución que han tomado las Naciones Unidas (sobre Libia)", dijo el presidente chileno, Sebastián Piñera, en una rueda de prensa ofrecida ayer junto a Obama en Santiago.
El Gobierno de Brasil se abstuvo en la votación de la resolución 1.973 en el Consejo de Seguridad, pero, según su Cancillería, esa postura "no debe de ninguna manera ser interpretada" como un respaldo a las autoridades libias o "como negligencia" ante la necesidad de proteger a la población civil.
La posición brasileña, de acuerdo con sus portavoces oficiales, se debe a que no hay certeza de que "el uso de la fuerza" llevará al "fin inmediato de la violencia y dará protección de los civiles".
El caso de Colombia es el más claro de respaldo a la operación contra Gafafi.
Su representante en el Consejo de Seguridad votó a favor de la resolución y el presidente, Juan Manuel Santos, dijo el pasado sábado que el régimen de Libia se había "burlado" de esa decisión y por eso "va a haber intervención".
En el lado opuesto está el presidente de Ecuador, Rafael Correa, que ha calificado de "inaceptables" las acciones emprendidas por la coalición y opinado que exceden la resolución, cuyo fin es proteger a la población civil libia de la ofensiva de las fuerzas de Muamar el Gadafi contra los alzados en armas contra su régimen.
Su colega boliviano, Evo Morales, opinó, por su parte, que la ONU debería pasar a llamarse ONI por ser una "organización de naciones invasoras" y el Consejo de Seguridad, "consejo de inseguridad para los pueblos del mundo".
Morales pidió también que se le retire el Premio Nobel de la Paz al presidente de EE.UU.
Una guerra es "lo más inoportuno" en momentos en que el mundo está conmovido por la tragedia del terremoto de Japón y su accidente nuclear, las consecuencias del cambio climático, la escasez y el precio de los alimentos, y el crecimiento de los gastos militares y el derroche de los recursos naturales y humanos, escribió el expresidente cubano Fidel Castro en un artículo publicado el lunes.
También el presidente venezolano se ha llevado las manos a la cabeza por lo que ha calificado como una "locura imperial", y el canciller argentino, Héctor Timerman, ha cuestionado las acciones militares contra el régimen de Gadafi, con el argumento de que cuando se decidieron "no se habían agotado los medios diplomáticos disponibles".
El nuevo canciller de Paraguay, Jorge Lara Castro, dijo hoy que el bombardeo de Libia "refleja la debilidad de las Naciones Unidas" y que el Gobierno paraguayo es partidario de que "predominen las negociaciones diplomáticas".
Aunque los Gobiernos costarricenses se rigen por un principio de neutralidad perpetua, la Cancillería ha dicho que Costa Rica se suma a "las acciones para la protección de la población civil en Libia y condena la brutal agresión del régimen dictatorial de Gadafi contra su propio pueblo".
La Cancillería hondureña reconoció "como responsabilidad primaria de toda legítima autoridad la protección de la población civil de los ataques de las partes involucradas en un conflicto interno".
De momento Guatemala, El salvador y República Dominicana no han fijado su posición respecto a la intervención militar en Libia.
Para el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, el ataque militar de tropas aliadas en Libia está justificado porque Gadafi ha "masacrado" a sus ciudadanos.
En Uruguay, el presidente José Mujica consideró el mismo día que comenzaron los ataques sobre Libia que se trataba de algo "lamentable" y que le daban "ganas de llorar", porque "salvar vidas a los bombazos es un contrasentido inexplicable".
El Gobierno de México llamó a las autoridades de Libia "a detener de manera inmediata las violaciones graves y masivas a los derechos humanos de la población civil" y señaló que la resolución 1.973 muestra la determinación de la comunidad internacional para solucionar esta crisis y asegurar que las demandas legítimas de la sociedad civil sean respetadas.
En Perú, primer país en romper relaciones diplomáticas con Libia, el presidente Alan García se ha mostrado claramente a favor de la imposición de una zona de exclusión aérea y de la intervención armada: "Veremos cómo en poco tiempo la situación cambiará en favor de la democracia (...)", dijo. 

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